Engordar o adelgazar depende de… ¡¿la etiqueta?!

Cómo te puede cambiar una etiqueta

"Nuestras creencias influyen en prácticamente todos los dominios…"

Dr. Alia Crum

Era tarde, casi las 9 de la noche, cuando Justin Holden sustrajo la pizza congelada del refrigerador en el super de Brookville en Washington D.C. Se quedó de pie delante de la puerta, mirando en detalle la etiqueta nutricional. Un pariente suyo cercano había tenido un ataque de corazón recientemente y en el fondo de sus pensamientos había una idea que lo acechaba: Si tomaba demasiada sal, la sal lo acabaría matando. Así que la información en la etiqueta no es que fuera un consuelo: 1.110 miligramos de sodio parecía mucho. Pero había incluso cosas que sonaban peor al final de la etiqueta. Palabras como "diglicerido" con una cola de letras que claramente no tendrían que estar allí una al lado de otra. Todo sugería que había algo profundamente no-natural dentro de la caja. "Obviamente no es bueno para mí," dijo Holden de venti-tantos años. "Pero con suerte no pasa nada." Se puso la pizza bajo el brazo y se encaminó hacía el pasillo contiguo para una bebida deportiva.

Una Etiqueta Es Más Que Una Etiqueta

¿Quién de nosotros no ha tenido un momento como ese? Esa conversación íntima con una etiqueta de nutrición, buscando la sal, el azúcar, la grasa, tratando de discernir: ¿Cómo me afectas? ¿Eres bueno? ¿Eres malo? Y aquí está la cosa que probablemente no te has parado a considerar: ¿cómo la propia etiqueta te está afectando. "Las etiquetas no son solo etiquetas, si no que evocan una serie de creencias," dice Alia Crum investigadora en el departamento de psicología de la Universidad de Stanford. Hace un par de años Crum se encontró considerando lo que aparentemente es una pregunta extraña. Ella quería saber si la información que transmite una etiqueta nutricional puede físicamente cambiar lo que sucede al que lo lee – o sea "si estas etiquetas se meten debajo de la piel, literalmente," dice, "y si de hecho afectan el procesamiento fisiológico en el cuerpo de los alimentos que se consumen." Como estudiante, Crum se pasó años estudiando el efecto placebo – como una pastilla de azúcar puede físicamente alterar un cuerpo si la persona que la toma cree que lo hará. Pensó que las etiquetas nutricionales podrían funcionar de la misma manera. Así que concibió un experimento. Crum creó un enorme lote de batido de vainilla francés, que luego dividió en dos lotes etiquetados de dos maneras muy diferentes. La mitad del batido lo puso en botellas etiquetadas como una bebida baja en calorías llamado "Batido Diet" – que contenía, según la etiqueta, 0% de grasa, cero azúcares añadidos y sólo 140 calorías. La otra mitad del batido lo puso en botellas con etiquetas que lo anunciaban como una golosina increíblemente rica llamado "Déjate llevar". Según la etiqueta, "Déjate llevar" tenía todo tipo de añadidos que no iban a beneficiar tu cintura - incluyendo el azúcar y la grasa suficiente para dar cuenta de 620 calorías. En verdad, los batidos tenían 300 calorías cada uno. Antes y después de que las personas en el estudio bebieran sus batidos, enfermeras midieron sus niveles de una hormona que se llama ghrelin. Ghrelin es una hormona que se segrega en el sistema digestivo. En la profesión médica se le apoda como "la hormona del hambre". Cuando suben los niveles de ghrelin en el estómago, esto señala al cerebro que hay que ir a buscar comida. " También ralentiza el metabolismo," dice Crum, "por si no encuentras comida." Cuando después de la subida de niveles de ghrelin te tomas una gran comida (un bistec con patatas por ejemplo), tus niveles de ghrelin bajan.

Imagen con varias etiquetas nutricionales de diversos productos.

Esto, dice Crum, le señala a la mente que "ya he comido suficiente, y ahora voy a aumentar las revoluciones del metabolismo para que podamos quemar las calorías que hemos ingerido. Por otro lado, si solo has comido una ensalada pequeña, tus niveles de ghrelin no bajan mucho, y el metabolismo no actua de la misma manera. Durante mucho tiempo los científicos pensaban que los niveles de ghrelin fluctuaban en respuesta a los nutrientes que ghrelin se encuentra en el estómago. Así que si pones allí una buena comida, ghrelin responde de una manera; pones un pequeño snack y responde de otra. Pero esto no es lo que Crum encontró en su estudio del batido. Si te pensabas que estabas bebiendo el batido "Déjate Llevar", tu cuerpo respondía como si hubieras consumido mucho más. "Los niveles de ghrelin cayeron cerca de tres veces más cuando las personas estaban consumiendo el batido "Déjate Llevar" (o pensaban que estaban consumiendo el batido "Déjate Llevar")", dice ella, en comparación con las personas que bebían el batido Diet (o creían que eso es lo que estaban bebiendo). ¿Significa eso que los hechos no importan, que es lo que pensamos de los hechos lo que importa? "En este momento no creo que me iría tan lejos", dice Crum. Se deben hacer más pruebas, dice, para averiguar exactamente cuánta influencia proviene de los alimentos y cuánta de la mente. Pero sí que piensa que el modelo metabólico establecido habitual - calorías que entran y calorías que salen– necesita de algún replanteamiento, porque no tiene en cuenta de ninguna manera nuestras creencias acerca de nuestra comida. "Nuestras creencias influyen en prácticamente todos los dominios, en todo lo que hacemos", dice Crum. "¿Cuánto? Es un misterio, pero no creo que le hemos dado suficiente crédito al papel de nuestras creencias en la determinación de nuestra fisiología, nuestra realidad. Tenemos esta ciencia metabólica tan sencilla: ... Calorías que entran, calorías que salen" La gente no quiere pensar que nuestras creencias también nos influyen, dice ella. "Pero sí lo hacen!"

Mientras Tanto, De Regreso Al Supermercado De Brookville

En cuanto a Holden, después de retirar su bebida deportiva, cogió una ensalada y luego llevó sus artículos a la cajera y los puso en la cinta. El líquido de su bebida deportiva casi brillaba bajo las luces de la tienda mientras la cajera le cobraba sus compras. Holden dijo a la cajera que no quería una bolsa y se llevó la pizza bajo el brazo. Salió a la calle en plena noche. Al cabo de una hora, la pizza y la bebida estarían en su estómago, mezclándose allí con un conjunto de creencias que recibió en la parte trasera de la caja de pizza.

¿Sabes que el efecto Placebo nos puede cambiar la vida?
De la misma manera que en este estudio de Alia Crum lo que creemos afecta cómo digerimos la comida, lo que creemos también puede afectar nuestra felicidad, bienestar, relaciones, trabajo y mucho más.